La Hipertensión Arterial
LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La hipertensión es el problema de salud pública más común en los países desarrollados.
Está considerada como una enfermedad silenciosa, puesto que aunque podamos encontrarnos bien físicamente, puede ocurrir que nuestras cifras de presión arterial sean altas. A menudo se le denomina la “asesina silenciosa”, debido a que personas hipertensas pueden no presentar síntomas durante años y luego sufrir repentinamente un ataque de apoplejía o un ataque cardiaco letal.
Aunque puede darse en cualquier etapa de la vida, lo más habitual suele ser padecerla entre los 40 y los 65 años de edad.
La hipertensión se define como un aumento de la presión que ejerce la sangre dentro de nuestras arterias. Cuando el corazón bombea la sangre para que llegue a los distintos órganos y tejidos, éste lo hace con una presión determinada, que es a lo que llamamos presión arterial. Y se considera que presentamos hipertensión arterial cuando la presión máxima o la mínima está por encima de los niveles normales.
Se trata de una enfermedad peligrosa si no se controla bien y a tiempo. Tener una tensión alta puede producir daños en los vasos sanguíneos y en distintos órganos como por ejemplo el riñón, (produciendo una insuficiencia renal), en el cerebro (accidentes cardiovasculares), en los ojos (alteraciones en la visión por disminución de la retina) o impotencia en los hombres.
En pacientes que ya han tenido problemas de este tipo en el pasado, el daño aumenta si se continúa con una presión arterial alta y no se toman medidas.
Se ha comprobado que la modificación de cuatro factores pueden ayudar en la prevención y el control de esta enfermedad. Estos factores son el sobrepeso, el consumo de sal, el consumo de tabaco y alcohol y la inactividad física.
El primer cambio en nuestro estilo de vida que puede ayudarnos a aminorar la frecuencia de hipertensión es tan sencillo como mantenernos en un peso idóneo. El riesgo de desarrollar hipertensión arterial es de dos a seis veces mayor en personas con sobrepeso. La eficacia de la reducción de peso está demostrada tanto en hipertensos leves como en graves.
Y para ello nos ayuda como siempre una correcta alimentación. Cocinar con la menos cantidad posible de sal, con elaboraciones más saludables como pueden ser la plancha, la parrilla, los hervidos o los asados. Evitar en lo posible el consumo de ahumados, conservas y mariscos y fomentar por el contrario el de pescado en general, sobretodo si es azul, y el de frutas y verduras. En caso de preferir carne, eligir carnes magras, limpiándoles la grasa visible o la piel en el caso de las aves.
El tabaco y un abuso de bebidas alcohólicas produce un aumento de la presión arterial.
Por el contrario y ya por último, comentar que el ejercicio físico regular contribuye a disminuir la presión arterial, fortaleciendo las arterias, mejorando la capacidad orgánica del corazón, aumentando la resistencia muscular y disminuyendo su necesidad de oxígeno, favoreciendo de esta manera el control de la tensión arterial.
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